Los pies rojos,
en carne viva,
de andar desnudos,
bajo el sol inclemente,
represivo y vengativo,
en esta larga travesía,
por el desierto de la modernidad.
Los pies rojos,
por el cansancio,
de tropezar con espejismos,
en los que te ves como,
te llevas el agua a la boca,
y te la llenas de arena.
Espero que lo que haya,
al final del camino,
que todo lo caminado
y lo que queda por andar,
valga la pena.
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