Levanto la
mirada,
y me dejas
parado,
abres la
boca,
ya me has
desarmado.
¿Quién soy
yo para girar la cara,
a quien
viene entonando buena palabra?
Pareces una
viuda, vestida de negro
con los
mismos ropajes que yo llevo,
pero yo los
llevo en blanco viejo.
Y ahora
dime, ¿por qué estás de duelo,
si tu gozas
de lo que yo tanto anhelo?
Tu risa es
nerviosa,
y tus manos tiemblan,
una lagrima
brota,
tus defensas
quiebran.
¿Tanto me
echas de menos? Venga va, no está de más,
que coja y
me suba contigo y te acompañe hacia dónde vas.
Y aunque sea
por un rato pensar que no te has ido,
y que esto
no es nada más que un encuentro fortuito.
Y canciones
que mágicamente,
me vienen a
mi loca cabeza,
y que hacen mágicamente,
algo
precioso de este momento.
Me siento a
tu lado y te digo:
¿Que tal,
Lico Manuel, que tal?
Que cansado
que estoy.
Ahora mejor
es olvidar...
Como quería, deseaba y necesitaba ese abrazo.